viernes, 14 de septiembre de 2007

Un profe muy muy ...



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Respeto muchísimo a mis profesores, incluso a aquellos con los cuales en verdad no tengo un acercamiento real. A todo profesor le tengo mucha admiración cuando sabe de lo que habla, cuando tiene bien presente que su objetivo es crear un mejor mexicano y profesional en lo que le corresponde.

En mi carrera he tenido muchos profesores buenos, otros buenísimos y otros que, bueno, no son tan buenos.

Pero creo que pocas veces me he enfrentado a un tipo de profesor típicamente peculiar: Aquel que cree que nunca tiene errores, aquel que cree que el comentario de un alumno nunca va a ser mejor o con mayor fundamento que el del profesor...

Sinceramente a mi me encantaría ser profesor algún día. Lo digo porque en verdad he admirado a muchos profesores y quisiera regresar en un futuro las enseñanzas y la experiencias que han llegado a mi vida. Pero con este tipo de ejemplos me dan ganas de ser bombero... Bombero diseñador.

Me han tocado profesores que estudiaron otras carreras que no son diseño, pero no hay problema cuando enseñan currículas que pertenecen a su carrera (semiótica, comunicación, mercadotecnia, etc. etc.) Pero cuando el profesor no estudió una carrera igual a la de los alumnos que intenta enseñar, difícilmente va a ver una comunicación efectiva, pues no se tiene el mismo código ni el mismo punto de vista.


Hoy, no sé porque puta razón, será por mera casualidad, será por mera coincidencia, me acordé de este tema que desde hace mucho quería sacar de mi herido corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En qué momento un diseñador gráfico se transforma en una máquina de diseño para los que nos rodean. Algunas empresas no saben cuidar a sus elementos de trabajo, y como lo dije, sólo nos ven como un objeto no indispensable, que en cualquier momento puede ser remplazado, por otro (no mejor, ni peor, simplemente igual de funcional), perdiendo así el lado humanitario hacia sus trabajadores, que somos más que unas máquinas reemplazables, somos seres humanos que tenemos sensibilidad y si realmente las empresas consideraran a su trabajadores como miembros activos de la institución, como la columna vertebral de la empresa, los trabajadores, no sentiríamos que el ir a trabajar es simplemente ir apartarte la madre x unos cuantos peso. Seria todo lo contrario una experiencia extra sensorial, en la cual disfrutas hacer las cosas y además te dan una recompensa por lo que haces..